La Web 2.0: o cómo el sitial de la libertad dejó de ser tan libre

Por freederth.

Hace algunas décadas atrás, bien es sabido que las páginas web tenían estándares de calidad mucho más bajos que los que reinan hoy en día. Es así, cómo de tener páginas que eran simples htmls exportados desde un archivo de texto hecho en word; se pasó a los blogs de opinión actual, los cuales hicieron al Internet un medio de comunicación al servicio del pueblo y de los marginados del sistema clásico del quinto poder.

Pero es de esperar que en unos años más, esto no sea más que un mero recuerdo. Los sitios con mayores facilidades para los novatos de la informática a veces poseen restricciones demasiado asfixiantes. Por dar un ejemplo, basta con buscar algo respecto al suicidio en tumblr para ser acosado con teléfonos de ayuda y mensajes anti-suicidio. Asimismo, es de conocimiento generalizado que en Estados Unidos tienen un grupo de personas que se dedican a espiar lo que hacen sus ciudadanos, supuestamente para evitar crímenes antes que estos sean cometidos. Pero ¿eso les corresponde?

El agotamiento de los medios de comunicaciones clásicos, se dio en parte por la restricta política de las editoriales convencionales y la manipulación de la información, así como también la propaganda que se hace en favor de ciertos matices políticos. Por los años 70 y hasta que salió del poder Pinochet en Chile, se sabe que hubo un lavado de imagen en favor a la derecha golpista y a la imagen del mismo Augusto Pinochet. Es así como el común de la gente se desencantó de los medios convencionales. Es más, incluso periodistas que han salido de grandes conglomerados comunicacionales han admitido haber falseado parte de sus entrevistas o en menor medida tergiversado las palabras de sus entrevistados. En breve: la gente ha perdido la confianza en el periodismo clásico.

 

El gran problema radica en que a largo plazo, es probable que la tónica del control y las legislaciones de los países se extienda más a lo largo del Internet, produciendo lo que ya se venía viendo antes en los medios de comunicación: control y marginación de las opiniones dispares. Esta es una tendencia que ya se ha ido viendo en algunos lugares del mundo, actualmente el debate de la neutralidad de la información está presente en muchos grupos. Por dar un drástico ejemplo (de hecho, es una exageración este ejemplo que daré) podemos pensar en China o en Corea del Norte, donde ciertas búsquedas en Google no sólo no están permitidas, sino que se registra la intención de buscarlas y los infractores podrían llegar a pasar una noche de reclusión nocturna, en el mejor caso. Pero incluso en aquellos países en que se puede acceder sin problemas a sitios como Google, debemos preguntarnos qué tan objetiva y libre de filtros es la información que se nos ofrece: Sabemos que Google, que con sus sistemas de búsquedas, reputaciones, recomendaciones y ránking, va manteniendo arriba los resultados que más conviene a sus intereses. No olvidemos que Google es una empresa que como todas, busca maximizar sus beneficios económicos.

Otro caso digno de mencionar es el de la Deep Web, la “Internet profunda” que mediante un sistema protocolos especiales y software como Tor, ofrecía anonimato absoluto y la posibilidad de expresar cualquier idea y compartir cualquier tipo de contenido, sin restricción alguna. Naturalmente, el espacio se convirtió en un sitio ideal para compartir contenidos de dudosa legalidad: Pornografía infantil, datos de venta y compra de drogas, e incluso la organización de robos, asesinatos y ataques terroristas. Y bajo la excusa de prevenir estos crímenes es que muchos gobiernos se han dedicado a buscar (y han encontrado) maneras de quebrantar el anonimato absoluto que existía antes en este espacio. Asunto que seguramente parecerá justo y conveniente para muchas personas, pero: ¿Es realmente algo deseable que el estado invada la privacidad de sus habitantes?

En el caso de Tor, por ejemplo, existían muchos blogs y sitios donde personas residentes en países gobernados por regímenes totalitarios o áreas en conflicto, reporteaban y compartían información sobre la situación de sus países con el mundo, sobre las maneras en que se vulneraban los derechos humanos en lugares como Israel, China, Marruecos, Rusia, entre otros. Naturalmente, Tor desapareció como opción para el periodismo disidente en estos lugares, tras la aplicación de una mayor vigilancia en esta plataforma.

 

Frente a este panorama, ¿cuál es el rumbo que tomará el Internet de ahora en adelante? Parece clara la respuesta si en menos de 5 años, pasó de ser tierra de nadie, a ser un organismo normado y legislado. ¿Qué pasará cuando se agote la Web 2.0? ¿Hacia dónde tendrá que emigrar el periodismo cuando las opiniones distintas vuelvan a ser marginadas?



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